Érase una vez un lejano reino llamado antiguamente Frigia, ahora conocido como Turquía, que era gobernado por un poderoso señor llamado Midas. Este pueblo migró desde la antigua macedonia y a su llegada a Asia Menor trajo consigo a Sileno, un ser legendario que forma parte del sequito del venerado Dionisio. Seguramente con el afán de otorgarle poderes sobrenaturales al nuevo rey del barrio, Ovidio escribió un relato sobre cómo Midas logró dominar a este ente, Sileno, reteniéndolo en una fiesta permanente, hasta devolvérselo directamente a la divinidad superior, Dionisio, que sintió gran felicidad de ver de nuevo a su súbdito, sano y salvo, después de enterarse lo bien que había sido tratado durante su cautiverio, más feliz se puso y le ofreció al rey el cumplimiento de un deseo.
Midas y su gente poseían grandes riquezas, ya que en su lugar de origen, Macedonia y Tracia, abundaban los montes de oro que eran explotados en distintas minas y cuyo polvo y pepitas corrían por los ríos Pactolo y Hermo. Midas vivía rodeado de oro, no necesitaba más, sin embargo, ansiaba más, por eso, cuando Dionisio preguntó por su deseo, él no dudo en pedir el toque de oro; “deseo que todo lo que mi cuerpo toque se transforme en oro”, dijo. El dios lo miró con extrañeza y preocupación, “¿Realmente es eso lo que deseas, estás seguro?”- “Sí”, dijo, “es lo que más deseo”. “¡Concedido!”… y Midas enloqueció probando su nuevo “don”, tocó una rama, una piedra, un terrón de tierra, unas espigas, una puerta, una fruta, el agua… y extasiado veías cómo todo se transformaba en oro.
Pasado un rato y ya cansado de jugar con su poder, el rey desea tomar un descanso, comer un refrigerio… y sí, ya sabemos cómo terminó eso, sin bebida, sin comida, busca consuelo en sus hijos, su esposa y los convierte en estatuas doradas, desolado recurre nuevamente a Dionisio, quien comprensivo deshace el hechizo. Obviamente el quid de esta historia no es destacar el poco conocimiento de biología del monarca, algo que es sabido, la realeza no sobresale por su inteligencia. Ciertamente, Ovidio busca sentar, en los inicios de la era cristiana, un saber mínimo, común, esencial para la subsistencia de la especie, nada es más importante que el aire, el agua, nuestro alimento y nuestras relaciones, ¡Nada!
¿En qué bizarro momento esta maldición empezó a ser valorada como una gracia? Tiene el toque de Midas, dicen al referirse al dueño de una mina, de la empresa forestal, el monocultivo que ha ganado toda su fortuna destruyendo el entorno y la vida de millones de personas, así como el dueño de toda industria depredadora que se apodera de las riquezas terrestres dejando una huella de desolación y destrucción, ¿cómo se habla de “riqueza” si son industrias que nos han llevado a la pobreza, al desplazamiento, a la pérdida de territorios, de alimentos, de agua, del aire? Ya en 2022 la contaminación mataba a 9 millones de personas, el doble de las muertes producidas por el COVID 19.
En Abya Yala ya sufrimos el engaño de la apropiación de nuestras riquezas y territorios a cambio de vidrios de colores, hemos vivido toda una era dándole un valor imaginario a papelitos pintados, mientras los reyes, reinas, príncipes y princesas, hasta el día de hoy, se llevan los montes de oro de la tierra de los Chibchas, o los montes de plata de Taxco y Potocsi; los y las habitantes originales del sur global eran esclavizados por esa actividad que los mataba como moscas… Sabemos que a la realeza le cuesta comprender la realidad, pero se acumulan los años y las décadas, los siglos y parece ser más concreta la destrucción de la humanidad que la caída del conquistador banquero empresarial extractivista hambriento de oro, ¿será que les alcanza a llegar la epifanía de Midas antes de envenenar la última gota de agua, la última brisa de aire puro? Mientras los pueblos inermes, desnudos, desarmados seguimos en pie de paz, haciendo gala de una ingenuidad épica, una visión atávica y certera de que la Tierra vencerá, seremos mansos mas no mensos…
Once upon a time there was a distant kingdom formerly called Phrygia, now known as Turkey, which was ruled by a powerful lord named Midas. This people migrated from ancient Macedonia and upon their arrival in Asia Minor they brought with them a Silenus, a legendary being who is part of the entourage of the revered Dionysus. Surely with the desire to grant supernatural powers to the new king of the hood, Ovid wrote a story about how Midas managed to dominate this entity, Silenus, retaining it in a permanent party, until returning it directly to the superior divinity, Dionysus, who felt great happiness seeing his subject again, safe and sound, after learning how well he had been treated during his captivity, he became happier and offered the king the fulfillment of a wish.
Midas and his people possessed great wealth, since in their place of origin, Macedonia and Thrace, there were abundant mountains of gold that were exploited in different mines and whose dust and nuggets flowed down the Pactolo and Hermo rivers. Midas lived surrounded by gold, he did not need more, however, he longed for furthermore, that’s why, when Dionysus asked about his wish, he did not hesitate to ask for the touch of gold; “I want everything my body touches to turn to gold,” he said. The god looked at him with surprise and concern, «Is that really what you want, are you sure?» – «Yes», he said, «it’s what I want the most». «Granted!»… and Midas went crazy trying out his new «gift», he touched a branch, a stone, a clod of earth, some spikes, a door, a fruit, water… and ecstatic watched how everything turned into gold.
After a while and already tired of playing with his power, the king wants to take a break, eat a snack… and yes, we already know how that ended, without drink, without food, he seeks comfort in his children, his wife and turns them into golden statues, desolate he turns again to Dionysus, who understandingly undoes the spell. Obviously the crux of this story is not to highlight the monarch’s little knowledge of biology, something that is known, royalty does not stand out for its intelligence. Certainly, Ovid seeks to establish, at the beginning of the Christian era, a minimum, common knowledge, essential for the subsistence of the human specie, nothing is more important than air, water, our food and our relationships, nothing!
At what bizarre moment did this curse start to be valued as a grace? He has the “Midas touch”, they say when referring to the owner of a mine of the forestry company, the monoculture who has earned his entire fortune destroying the environment and the lives of millions of people, as well as the owner, all predatory industry that takes over the terrestrial riches leaving a trace of desolation and destruction, how do we speak of “wealth” if they are industries that have led us to poverty, displacement, the loss of territories, food, water, air? Already in 2022 pollution killed 9 million people, double the deaths caused by COVID 19.
In Abya Yala we have already suffered the deceit of the appropriation of our wealth and territories in exchange for colored glass, we have lived an entire era giving an imaginary value to painted pieces of paper, while kings, queens, princes and princesses, to this day , they take the mountains of gold from the land of the Chibchas, or the mountains of silver from Taxco and Potocsi; the original inhabitants of the global south were enslaved by this activity that killed them like flies… We know that it is difficult for royalty to understand reality, but the years and decades and centuries accumulate and it seems more certain the destruction of the humanity than the fall of the gold-hungry extractivist corporate banker conqueror, could it be that the epiphany of Midas reaches them before poisoning the last drop of water, the last breath of fresh air? While the defenseless, naked, unarmed peoples continue on a footing of peace, displaying an epic ingenuity, an atavistic and certain vision that the Earth will win, we will be meek but not weak…