Quien haya leído alguna vez ciencia ficción sabe perfectamente que el futuro ha llegado, 1984, Farenheit, Un mundo perfecto, Yo robot, ya predecían hace más de 90 años el presente futurístico que atestiguamos hoy. Desde ese entonces, aunque para ser precisos, desde el inicio de la era industrial, se instala la preocupación del reemplazo de lo humano por las máquinas. Llevamos siglos transitando la paradoja de liberar a la humanidad de tareas inhumanas, mediante el invento de artefactos, que finalmente favorecen la esclavización de las personas.
Así, las primeras máquinas, aliviaron a hombres y mujeres de trabajos peligrosos, tóxicos, repetitivos y/o poco satisfactorios. Aunque, a la vez, estas automatizaciones derivaron en una precarización de las condiciones laborales, que se van limitando cada vez más bajo la amenaza del reemplazo por una máquina o un programa sin solidaridad sindical. Pero, en serio, ¿cuán factible es que una máquina reemplace el desempeño humano? Incluso en industrias totalmente automatizadas se requiere de profesionales con distintos niveles de especialización que supervisan el correcto funcionamiento de la maquinaria. Porque, aunque los avances y aportes de la Inteligencia Artificial son innegables, ¿cuánto puede reemplazar a la inteligencia humana si depende de ella para su óptimo funcionamiento?
Finalmente, toda construcción robótica es un remedo de la vida natural, ya sea de animales, personas y hasta insectos, así la Inteligencia Artificial es una simple imitación de los complejos procesos de nuestro cerebro. Ciertamente son relevantes las mejoras informáticas, los programas de reconocimiento de voz han pasado de ser meros “escribas” a convertirse en sofisticados asistentes que, poco a poco, van conociendo sus gustos, necesidades e interacciones, para luego predecir o proponer acciones que gestiona con esa información en sus bases de datos. Funciona muy bien con tareas simples, pero cualquier persona que haya tenido que lidiar con un asistente robótico para resolver un problema complejo, sabe que son exasperantemente tontos.
Algo similar sucede con los correctores de texto, ofrecen diccionarios en todos los idiomas oficiales, con muchísimas palabras incorporadas y con propuestas de corrección ortográfica y gramatical muy adecuadas, sin embargo, su capacidad de predecir textos y reconocer nuevas palabras derivadas no está totalmente lograda y eso lo sabemos todos los usuarios de programas de mensajería que vemos cómo el corrector escribe lo que quiere. Paradójicamente, en este tiempo en el que no se requiere mucho para escribir correctamente, podemos observar las mayores transgresiones a las normas, parece que ya nadie, ni medios de comunicación, ni instituciones educacionales, ni oficinas estatales cuidan las formas en sus textos. Se entiende que no siempre tengan recursos para contratar a alguien que corrija el texto, pero al menos, pase el corrector… y nuevamente, ¡oh, sorpresa! Si a ninguna persona se le ocurre apretar el botoncito del corrector o pedirle a la IA que corrija su texto, éste no se autoejecuta.
Los programas de traducción también están a otro nivel, sin embargo, es necesaria la revisión humana especialista, porque siempre presentan pequeños errores, palabras repetidas o expresiones demasiado estandarizadas o, simplemente, traducciones demasiado literales. Lo mismo sucede con los programas gráficos, hacen ilustraciones geniales, pero nunca tendrán el nivel de creatividad y detalle que ofrece un/a buen/a ilustrador/a. En estos casos se evidencia cómo pequeñas empresas pueden acceder a recursos básicos de buena calidad con una menor inversión, siempre y cuando cuenten con una persona que sepa interactuar con la IA y que además tenga los conocimientos suficientes para determinar si lo que ofrece la IA le sirve o no. Entonces, sí, la máquina lo hace, en un nivel básico, pero una persona bien preparada lo hace mucho mejor.
El paro de escritores y actores en Hollywood, el epicentro de la decadencia capitalista, muestra claramente que la fuente de estas amenazas de reemplazo por la IA es la desmedida e inagotable ambición corporativa, cuyo único interés es seguir acumulando bienes, no le importa degradar el séptimo arte a un set de franquicias intolerables de historias sin pies ni cabeza, remakes de clásicos europeos y la típica propaganda imperialista traducida en un sinfín de series de guerra, de agentes y espías del negocio de las armas y la “inteligencia” militar, que suele intercalar con películas que hacen apología de las mafias y la vida criminal. Desde estos sindicatos de artistas vuelve a surgir la necesidad de apropiarse de los medios de producción y recuperar la libertad de contar nuestras propias historias, la vía colectiva independiente se perfila en lontananza como un camino válido en el mundo postcapital.
Lo que nos hace volver al quid de este asunto, la paradoja, amenazan con el reemplazo por la IA mientras te obligan a volver al trabajo presencial, ¿por qué? Por lo mismo que las historias de Disney y Marvel fracasan, porque por muchas maravillas que puedas crear con pantallas verdes, nada reemplaza la experiencia humana. Entonces, la IA es una gran asistente, puede llegar a convertirse en una excelente Zona de Desarrollo Próximo Vigotskiana, y funcionará genial mientras se mantenga en óptimas condiciones, se supervise su funcionamiento, se incrementen y actualicen sus bases de datos, mientras duren sus baterías, se mantengan frescos sus servidores, no se caiga la señal ni se vea afectada su programación por algún pirata informático. En este sentido, la aplicación del conocimiento humano requiere menos condiciones y sus resultados son superiores.
En definitiva y, como siempre, toda tecnología depende del factor humano y de la naturaleza, por cierto. Esto se evidencia en el desarrollo de la energía nuclear, una fuente inagotable de energía cuyos mayores desastres han sido por ambición, negligencia humana y catástrofes naturales, factores que se potencian en el mundo postcapital. Las últimas letras del alfabeto generacional son de una estupidez supina; debido al escaso tiempo de amamantamiento, la mala nutrición, la exposición a la contaminación y la decadencia del sistema escolar; las nuevas generaciones son tan ignorantes que no saben ni dónde están paradas, creen que América es EE.UU. y que el inglés es la única lengua que se habla en su territorio. Entonces, si consideramos la creciente pérdida de facultades intelectuales y cognitivas que sufren las nuevas generaciones puede que la IA se convierta en el factor fundamental de la supervivencia humana.
Anyone who has ever read science fiction knows perfectly well that the future has arrived: 1984, Fahrenheit, Brave New World, I, Robot, already predicted the futuristic present that we witness today more than 90 years ago. Since then, though to be precise, since the beginning of the industrial era, the concern for the replacement of the human by machines has been installed. We have spent centuries going through the paradox of freeing humanity from inhuman tasks, through the invention of artifacts, which ultimately favor the enslavement of people.
Thus, the first machines relieved men and women of dangerous, toxic, repetitive and/or unsatisfactory jobs. Although, at the same time, these automations led to a precariousness of working conditions, which are becoming increasingly limited under the threat of replacement by a machine or a program without union solidarity. But seriously, how likely is it that a machine will replace human performance? Even in fully automated industries, professionals with different levels of specialization are required to supervise the proper functioning of the machinery. Because, although the advances and contributions of Artificial Intelligence are undeniable, how much can it replace human intelligence if it depends on it for its optimal functioning?
Finally, all robotic construction is an imitation of natural life, be it animals, people and even insects, so Artificial Intelligence is a simple imitation of the complex processes of our brain. Computer improvements are certainly relevant, voice recognition programs have gone from being mere «scribes» to becoming sophisticated assistants that, little by little, learn about your tastes, needs and interactions, to then predict or propose actions by managing that information in their databases. It works very well with simple tasks, but anyone who has ever had to deal with a robotic assistant to solve a complex problem knows that they are maddeningly dumb.
Something similar happens with text proofreaders, they offer dictionaries in all the official languages, with many words incorporated and with very adequate spelling and grammar correction proposals, however, their ability to predict texts and recognize new derived words is not fully achieved and every messaging program users know that when we see how the corrector writes what it wants. Paradoxically, at this time when not much is required to write correctly, we can observe the greatest violations of the rules, it seems that no one, neither the media, nor educational institutions, nor state offices take care of the forms in their texts. It is understood that they do not always have the resources to hire someone to correct the text, but at least, pass the corrector… and again, oh, surprise! If no one thinks of pressing the little checker button or asking the AI to correct their text, it doesn’t autorun.
Translation programs are also at another level, however, specialist human review is necessary, because they always present small errors, repeated words or expressions that are too standardized or, simply, translations that are too literal. The same goes for graphics programs, they make great illustrations, but you will never have the level of creativity and detail that a good illustrator offers. In these cases it is evident how small companies can access good quality basic resources with a lower investment, as long as they have a person who knows how to interact with AI and who also has sufficient knowledge to determine if what AI offers works or not. So, yes, the machine does it, on a basic level, but a well trained person does it much better.
The strike of writers and actors in Hollywood, the epicenter of capitalist decadence, clearly shows that the source of these threats of replacement by AI is the endless and inexhaustible corporate ambition, whose only interest is to continue accumulating goods, it doesn’t care to degrade the seventh art to a set of intolerable franchises of headless stories, remakes of European classics and the typical imperialist propaganda translated into never-ending war series, agents and spies from the arms business and military «intelligence», which It is usually interspersed with films that advocate mafias and criminal life. From these unions of artists the need to appropriate the means of production and recover the freedom to tell our own stories arises again, the independent collective path is outlined in the distance as a valid path in the post-capital world.
Which brings us back to the crux of this matter, the paradox, they threaten to AI replacement while forcing you back to face-to-face work, why? For the same reason that Disney and Marvel stories fail, because as many wonders you can create with green screens, nothing replaces the human experience. So, the AI is a great assistant, it can become an excellent Vygotskian Zone of Proximal Development, and it will work great as long as it is kept in optimal conditions, its operation is supervised, its databases are increased and updated, while its batteries last, its servers stay fresh, the Wi-Fi doesn’t drop neither your programming is affected by a hacker. In this sense, the application of human knowledge requires fewer conditions, and its results are superior.
Ultimately and, as always, all technology depends on the human factor and nature, by the way, this is evidenced in the development of nuclear energy, an inexhaustible source of energy, whose greatest disasters have been due to ambition, negligence and natural catastrophes, factors that are enhanced in the post-capital world. The last letters of the generational alphabet are extremely stupid; due to the short time spent breastfeeding, poor nutrition, exposure to pollution and the decline of the school system; the new generations are very ignorant people who don’t even know where they are, they believe that America is the US and that English is the only language spoken on their territory. So, if we consider the increasing loss of intellectual and cognitive faculties suffered by the new generations, AI may become the fundamental factor of human survival.